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martes, 20 de noviembre de 2012

Las aulas a mitad del camino 2.0


En la actualidad, la revolución digital ha mostrado evidencias de que el sistema educativo se ha quedado completamente obsoleto. La intromisión en nuestra cotidianidad de las nuevas tecnologías ha afectado a las formas de acceder al conocimiento de tal modo que la educación se está viendo obligada a reinventarse. El hecho es que los estudiantes de hoy en día son nativos digitales y que no han conocido otro mundo sin tecnología. Por eso es tan necesaria su incorporación en los distintos escenarios educativos. La escuela, aunque se muestre, algunas veces reticente a ello, es en realidad el perfecto escenario para introducirlas, porque realmente es donde se podría aprender a hacer un buen uso de ellas. Para ello es necesario contar con unos docentes más activos, que sean capaces de incorporar estas herramientas y las adecuen al plan escolar. Eso sí, hay que tener claro que ni Internet ni las nuevas tecnologías hacen milagros, es decir, para que funcione se necesita  también el compromiso del alumno.

Es una lástima que la comunidad educativa dé tantas charlas y haga jornadas para aumentar el peso de las nuevas tecnologías en las aulas y siga sin terminar de cuajar. La realidad es que los alumnos están expuestos a cantidades infinitas de información y, sin embargo, la realidad es que siguen sin utilizarse estas herramientas, que podrían llegar a universalizar el conocimiento y fomentar el pensamiento crítico.

Robert Schank decía que la futura educación no debe ofrecer respuestas, sino preguntas. Una educación en la que todos puedan ser leídos y escuchados, donde la base de la educación sería compartir conocimiento con el resto del mundo. Internet ofrece esa oportunidad y de este modo el niño, joven o adulto que quiera estudiar se sentirá partícipe de su educación y de la educación de los demás. Así, así si se aprende.

Entonces, ¿por qué no se hace más uso de Internet y de las nuevas tecnologías en el aula? ¿Es realmente necesario que el niño se vea limitado por la información que el profesor le transmite mediante un libro, cuando también tiene un mundo de posibilidades en Internet? Y ¿es totalmente utópico pensar que puede llegar a existir una buena convivencia entre Internet, tecnología y educación?

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